Muchos conocimientos pueden transmitirse de una generación a otra sin mucho esfuerzo, sin apenas ser conscientes de su adquisición como si nos impregnásemos de ellos, por simple imitación, mientras que para otros hemos necesitado una verdadera construcción y una determinada y decidida intención de aprender. Considerar que el aprendizaje de ciertos conocimientos supone una actividad propia del sujeto es aproximarse a la corriente constructivista.
En todo el desarrollo de la teoría constructivista existe una idea fundamental: aprender un concepto significa construir ese concepto.
El aprendizaje se apoya en la acción.
El aprendizaje, pues, no se reduce desde mi manera de verlo a una simple memorización, a una yuxtaposición de <<saber-hacer>> o a un condicionamiento, aprendemos raramente de una sola vez; aprender supone volver a empezar, extrañarse, repetir, pero repetir comprendiendo, dándole significado a lo que se hace. Comprendiendo lo que se hace y por qué se hace.
Como ilustra esta imagen de Tonucci aprender es hacer y debemos utilizar los medios que nos rodean para apoyarnos en un aprendizaje significativo y que además conecte con los intereses de los alumnos.
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